Resumen: Las discinesias tardías (DT) consisten en un conjunto de trastornos de movimiento iatrogénicos que surgen como producto del uso crónico de bloqueadores de receptores dopaminérgicos. Reconociendo que existen otros trastornos de movimiento más agudos inducidos por los mismos fármacos, se define la cronicidad de exposición arbitrariamente como tres meses en menores de 60 años y un mes en mayores de esta edad [1,2]. Aunque los tipos de DT pueden variar mucho fenomenológicamente, comparten, a su vez, mucha de su epidemiología, farmacología y patofisiología, y de ahí tratar de unificar su estudio. Este capítulo describe el cuadro clínico, factores de riesgo, epidemiología y tratamiento de las DT, y provee una perspectiva sobre el uso y riesgo de los fármacos imputados en estos síndromes.
El riesgo mayor de DT consiste en estar expuesto a dichos agentes. En esta población, la incidencia es del 10-20%, y aumenta en adultos mayores y en aquéllos con antecedentes neuropsiquiátricos. El cuadro clínico se caracteriza por un inicio gradual, afectando primeramente la musculatura braquial (por ejemplo, lengua, labios, etc.) con movimientos coreáticos y/o distónicos, y una posible afección de los miembros y el tronco. La afectación de los movimientos puede ser leve, o grave y deshabilitante. De acuerdo con expertos, esta última posibilidad no debería dictar una actitud alarmista con respecto al uso de estos fármacos cuando están indicadas, sino que, más bien, se recomienda el uso cauteloso y selectivo de estos agentes, unido a la educación de los pacientes expuestos [1]. Como no existen tratamientos enteramente satisfactorios para la DT, la mejor estrategia es tratar de evitar el riesgo cuando sea posible. Como el inicio del fenómeno es gradual y su curso reversible, una vez desarrollado el cuadro, se recomienda eliminar o remplazar el agente en cuestión por otro con una incidencia menor de DT, el cual todavía pueda controlar el síntoma original (por ejemplo, psicosis en el caso de los bloqueadores de receptores de dopamina).
Los panoramas clínicos y farmacológicos de las DT han cambiado significativamente desde la introducción de una segunda generación de bloqueadores de estos receptores, los llamados bloqueadores ‘atípicos’. A diferencia de los bloqueadores típicos, de los cuales el halperidol es el prototipo, los bloqueadores atípicos tienen una afinidad más alta para receptores los serotonérgicos que para los receptores dopaminérgicos, y en animales experimentales no causan catalepsia. Debido a estos y otros factores, se creyó inicialmente que el uso de estos agentes lograría algún día eliminar las DT; sin embargo, la incidencia de la DT y otros síndromes extrapiramidales permanece estable, importante y relevante a la práctica de toda especialidad que usa bloqueadores de dopamina y productos relacionados.
- Profesor: Jorge Juncos
- Profesor: Gonzalo Revuelta