Resumen: El insomnio es el trastorno de sueño más común en la práctica médica y el más frecuente en los estudios epidemiológicos en la población general. Las cifras de prevalencia en estos últimos muestran marcadas discrepancias entre sí, lo que se debe a diferencias metodológicas, fundamentalmente en lo que se refiere a las definiciones de insomnio utilizadas. Esto último se ha asociado con la carencia de fenotipos bien caracterizados, lo que afecta también al conocimiento de los factores genéticos que influyen en la etiología del insomnio.

Los tipos de insomnio se han definido de acuerdo con las manifestaciones clínicas, con la etiología y con la duración. Las dos clasificaciones más recientes (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición, y Clasificación internacional de los trastornos del sueño, tercera edición) han introducido variaciones en relación con las precedentes, con tendencia a reducir la innecesaria complejidad y una cierta arbitrariedad de bastantes de los subtipos contenidos en algunas de ellas.

La etiología del insomnio se entiende mejor agrupando los factores que lo causan y lo mantienen en predisponentes, precipitantes y perpetuantes (en el caso del insomnio crónico o persistente). Los dos primeros grupos se asocian, fundamentalmente, con el modo en que se afronta el estrés y con la presencia de experiencias estresantes que originan el insomnio, mientras que la persistencia de éste se relaciona, sobre todo, con factores de aprendizaje.

Los estudios sobre los mecanismos fisiopatológicos del insomnio sugieren que éste es la manifestación de un estado de hiperactivación psiconeuroendocrina. Recientemente se han descrito dos fenotipos de insomnio basados en la duración objetiva del sueño, de los que uno, el que cursa con duración acortada del sueño, parece ser el asociado con dicha activación.

Las manifestaciones clínicas del insomnio son nocturnas y diurnas. Las primeras conciernen al sueño y consisten en dificultad para iniciarlo y/o mantenerlo, así como en insatisfacción con su cantidad y/o calidad. Las diurnas conciernen a diferentes facetas de la vida psíquica y social del que lo padece.

La evaluación del enfermo que consulta por insomnio debe hacerse basándose en la historia clínica, y pueden añadirse como suplemento escalas y cuestionarios. Una exploración médica, con las pruebas paraclínicas pertinentes, completa el proceso diagnóstico. Los estudios poligráficos de sueño no están indicados de forma sistemática en el diagnóstico del insomnio y deben usarse cuando se sospeche que hay otro trastorno de sueño comórbido que lo justifique.

El tratamiento del insomnio debe ser multidimensional y basarse en procedimientos farmacológicos y no farmacológicos. Estos últimos incluyen cambios de hábitos y la psicoterapia que, entre otras, incluye técnicas cognitivoconductuales.