Resumen: El sistema nervioso autónomo (SNA), a cargo de la inervación de la musculatura lisa de todos los órganos y de la inervación del corazón y de las glándulas exocrinas y endocrinas, es responsable de la regulación del medio interno. Su función es, en gran medida, independiente del control voluntario. Este hecho lo distingue del sistema nervioso somático, responsable de la comunicación aferente y eferente con el medio ambiente, y que en forma general, se halla bajo control consciente. Una visión tradicional del SNA es considerarlo sólo en su parte periférica: los sistemas simpático y parasimpático, a los que a veces se agrega como entidad independiente la inervación el sistema entérico. Sin embargo, esta visión pierde de considerar en forma integral la función más importante del SNA: el mantenimiento de la homeostasis. Este término se utiliza hoy para definir no sólo las estrategias que permiten al organismo la respuesta apropiada ante cambios en el medio ambiente (homeostasis reactiva), sino también los mecanismos temporales, notablemente elaborados, que permiten al organismo predecir el momento más probable de aparición de los estímulos ambientales (homeostasis predictiva, dada por los ritmos biológicos). En este capítulo se analizará cómo la organización del SNA es jerárquica y en su nivel más periférico comprende 2 neuronas en serie, de qué forma existe una detallada representación sensorial de vísceras, sistema endocrino y sistema inmune, la manera en que el SNA utiliza una inervación doble, simpática y parasimpática, para modular procesos como la reacción al estrés o la respuesta inmune, los mecanismos colinérgicos, adrenérgicos y de cotransmisión de la neurotransmisión autonómica, la forma en que el tronco del encéfalo coordina respuestas autonómicas complejas (micción, defecación) y las semejanzas y diferencias de la organización funcional de las vías motoras autonómicas y somáticas.

Resumen: El sistema nervioso central, además de coordinar la relación del organismo con su medio externo a través de los sistemas sensoriales y motores, también es un centro de control del estado interno, que regula o modula la actividad de los sistemas respiratorio y circulatorio, el medio interno humoral, la reproducción, la inmunidad y otros parámetros vitales, como el nivel de glucosa en sangre, el grado de hidratación o la temperatura corporal. Este control se ejerce por medio del sistema nervioso vegetativo autónomo y a través de mecanismos de control neurohormonal. En este capítulo se estudian en primer lugar los mecanismos de regulación central de la respiración, la presión arterial y venosa, y el ritmo cardíaco. A continuación se estudia la integración del sistema nervioso en los otros dos grandes sistemas de control del organismo: el inmune y el endocrino, con atención a la regulación de la función reproductora, como función clave en la perpetuación de las especies. Finalmente, se analizan los sistemas (principalmente hipotalámicos) de control de la ingesta de alimentos y agua, y los mecanismos centrales de regulación de temperatura.